Garrote en Filipinas. Foto: Wikipedia.org |
Un
lunes como hoy, aunque no fue lunes, en España se decidió cambiar
la horca por el garrote vil. Fue un 28 de abril de 1832 cuando se
sustituyó el procedimiento habitual en las ejecuciones de los
ajusticiados. La horca dejó paso legalmente al, ya hacía tiempo
utilizado, garrote. Siempre según Wikipedia, que me sorprende al
buscar efemérides con cosas como ésta.
La horca: con la soga
al cuello
Todos
recordamos la escena final de “El bueno, el feo y el malo” cuando
Eli Wallach (el feo) aparece a punto de que Clint Eastwood lo cuelgue
después de conseguir un suculento botín. Lo deja con la soga al
cuello y con los pies en una cruz. En ocasiones se les tapaba la
cabeza a los ejecutados para evitar el espectáculo público
excesivo, aunque claro, esto es como si te pones una tirita si te
amputan un brazo. Eran otros tiempos. El caso es que cuando el feo
estaba medio asfixiado ya (raro en las ejecuciones “oficiales”
porque habitualmente la gente moría por rotura del cuello en la
caída y no por estrangulamiento) aparecía Eastwood para disparar
desde larga distancia. Con su rifle acertaba a cortar la soga de un
disparo. De esa forma se habían ganado la vida durante largo tiempo.
Básicamente todo el mundo sabe en qué consiste la horca. Hartos de
ver ejecuciones en la ficción televisiva, se ha convertido en una
forma habitual y clásica de dar justicia. Pero en 1832 se decide
usar mejor el garrote.
El garrote vil:
tenebroso I+D
El
garrote surge en Roma en la época del Imperio. Consistía en la
estrangulación por aplastamiento del cuello del sujeto. Se ejercía
presión mediante una especie de abrazadera.
La muerte del reo se producía por la dislocación de la
apófisis odontoides de la vértebra axis sobre el atlas en la
columna cervical. Más tarde se aplicó una variante, llamada
catalana, que incluía un punzón que penetraba por detrás
del propio cuello destruyendo las vértebras cervicales del
condenado. Investigación y desarrollo aplicado.
A Fernando VII se le ocurre abolir la
horca y usar el garrote (tal día como hoy). En sus palabras:
“Deseando
conciliar el último e inevitable rigor de la justicia con la
humanidad y la decencia en la ejecución de la pena capital, y que el
suplicio en que los reos expían sus delitos no les irrogue infamia
cuando por ellos no la mereciesen, he querido señalar con este
beneficio la gran memoria del feliz cumpleaños de la Reina mi muy
amada esposa, y vengo a abolir para siempre en todos mis dominios la
pena de muerte por horca; mandando que adelante se ejecute en garrote
ordinario la que se imponga a personas de estado llano; en garrote
vil la que castigue delitos infamantes sin distinción de clase; y
que subsista, según las leyes vigentes, el garrote noble para los
que correspondan a la de hijosdalgo”.
¡Qué
buen hombre! Lo que no sabía Fernando VII o no quería saber es que
el garrote en la mayoría de ocasiones suponía una muerte lenta y
dolorosa. Más terrible habitualmente que la propia horca.
Igual es que le salía más barato. Vete tú a saber. En fin, para
los curiosos tenemos museos de la tortura en ciudades como Toledo,
Santillana del Mar, Amsterdam, Londres, Tallín, etc. Hasta en el
museo de cera de Madrid tenemos diferentes métodos de muerte y
tortura. Mis sinceros saludos a la Inquisición. Al menos se ve como
algo del pasado, de crónica negra, algo superado. Sin embargo, hoy
día, todavía se siguen utilizando este tipo de sistemas para
eliminar personas. Incluso inocentes...
Escena final de "El bueno, el feo y el malo".